domingo, 11 de mayo de 2008

Todo un dandy. Tom Wolfe en la Feria del Libro.


Mi pasión por la literatura nunca me acercó demasiado a los autores. Para mí el interés está siempre primero en la obra, y luego, quizás, también en la persona que la escribió. Sin embargo, impulsada por el fervor aún intacto de mi reciente lectura de Todo un hombre (una novela impecable desde donde se la mire, graciosa, crítica y, por sobre todas esas cosas, atrapante), y junto un grupo de amigos también admiradores de la obra de Wolfe, me aventuré a la odisea de visitar la Feria del Libro en un día sábado para mezclarme allí con los miles de visitantes pero, en especial, para ver a Tom Wolfe.

Bajo el título de “Crónicas de Estados Unidos, una sociedad en cambio”, el gran dandy norteamericano del periodismo y las letras dio una charla en el marco de la Feria del Libro. A los 78 años, con su elegancia singular (traje blanco de saco cruzado, corbata también blanca, camisa celeste y pañuelo a tono, zapatos en brillante blanco y negro) y la boca reseca, disertó sobre distintos aspectos de la sociedad norteamericana. Allí, dijo, los temas no son las elecciones a presidente, ni la inmigración, ni la guerra en Medio Oriente, sino lo que Hegel llamó “zeitgeist”: el espíritu de la época. Este espíritu general del cual cada uno se alimenta, influye como tono moral en nuestras vidas mucho más que cualquier acontecimiento o proceso.

Wolfe se explayó a favor de la afirmación que reza que “la realidad supera a la ficción”. “El gran problema de la ficción,” dijo, “es que debe ser plausible”. La realidad, en cambio, está plagada de historias fascinantes que de ningún modo hubieran sido consideradas como “plausibles” si alguien hubiera sido capaz de imaginarlas. El mejor ejemplo de ello es la historia de Paris Hilton, millonaria heredera que a raíz de la difusión de un video sexual que protagonizaba ganó popularidad hasta convertirse en una de las personas más famosas del mundo. ¿Acaso alguna de las más fecundas imaginaciones podría haber hilado una historia semejante?

Dijo aburrirse con las novelas psicológicas en las que el protagonista está en crisis y no se resuelve a dejar a su segunda esposa. Para Wolfe, el interés está en las historias, y “la realidad” ofrece las mejores de ellas. “¡Salgan del apartamento!”, aconsejó a los escritores. Sonriente, seguro de sí y con una buena cuota de carisma, Wolfe recibió los aplausos y se retiró del escenario.

A la salida de la Feria, en Plaza Italia reinaba el olor a choripán. Alguien se preguntó si Tom Wolfe iría a un carrito a comer un choripán, en lugar de refugiarse en la recepción en la Embajada Norteamericana. La respuesta era evidente.

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